(Mateo 11:29)
A través de la historia se ha visto las grandes devastaciones que ha provocado el orgullo y la altivez y
vemos que tuvo su comienzo en el cielo con un querubín llamado luzbel que se
sublevo contra el Dios Todopoderoso por lo cual fue echado de su lugar
(Ezequiel 28:13-16).
Solamente por el orgullo grandes naciones se han prendido en guerras
innecesarias, familias se han destruido y sobre todo el ser humano se ha negado
a aceptar al Salvador del mundo.
Jesús realmente sabía lo que había en el corazón del hombre y es por eso que hizo ese gran desafío no
solamente a los que le escuchaban en aquel entonces sino también a nosotros porque
la naturaleza del hombre no ha cambiado. Sin esta virtud nunca podríamos hallar descanso
para nuestras almas.
Feliz y bendecido día!
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